El amor siempre es amor. Aun
cuando hay diferentes formas de expresarlo, sentirlo, entenderlo, recibirlo y
dejarlo ir.
El amor es la energía que crea
al universo, a esas galaxias en el silencio de nuestras soledades.
Es cosa de hombres, es cosa de
mujeres. Pero sobre todo, es cosa de valientes. De quienes se atreven a volar
más allá de sus miedos, a crecer más allá de sus sombras, a explotar más allá
de sus cuerpos y a cantar cuando parece haberse acabado las notas.
El amor es una energía, es la
fuerza de cohesión que une a las moléculas, que une miradas, sonrisas, caricias
y sexos. Es el coche que pasa por la calle mojada en una tarde de lluvia y te
sorprende salpicándote…
El amor es una química
invencible. Es la fiesta de los sentidos, de dos labios, de dos miradas, dos
cuerpos, dos manos, es el deseo de compartir tiempo y crear momentos.
El amor no se ve pero se
siente, no se entiende pero se vive, no se juzga, no se esconde y no se vende.
El amor es algo que todos
llevamos dentro y va creciendo en la medida en que nos atrevemos a sentirlo.
Amar es reconocernos en
los ojos de otra persona y empezar a vivir en ellos. Es no olvidarnos de
nosotros y descubrir lo mejor que tenemos.
Amar no es cosa del hombre, es
cosa del cielo. De ese cielo en donde sopla el viento sin forma, sin color, sin
límite y sin miedo.
Quisiera poder amar, armarme de
valor y atreverme a sentirte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario